Según Antoni Remessar, el concepto de arte público hace referencia al conjunto de dispositivos que tienen ciertas cualidades estéticas y que se sitúan en el entorno urbano. Dispositivos que fueron creados como obra de arte y también aquellos que no fueron concebidos como tal pero que con el tiempo consiguieron una carga simbólica y estética que originalmente no poseían.
En una noción amplia, podría decirse que el arte urbano es uno de los elementos para “hacer ciudad” ya que opera directamente sobre el espacio público y es un elemento importante en la conformación y cualificación del espacio. Se trata de manifestaciones que acercan el arte a la gente, que ponen a la comunidad en contacto directo con artistas, lo cual no solo los enriquece espiritualmente sino que, además, mejora la calidad de vida de la zona en la que viven.
Los murales son considerados arte a cielo abierto ya que se ubican en espacios y edificios públicos y llevan, la mayoría de las veces, una gran connotación política. Son “paredes que hablan”, que transmiten emociones y sensaciones. Lo interesante es que representan una imagen dinámica, ya que fueron concebidos a partir del uso de la técnica de la monumentalidad y la poliangularidad donde el relato que contienen esta dedicado a un espectador en movimiento que puede apreciar la obra de diversas formas según su visión. El mural utiliza a la arquitectura como soporte, ese límite donde el edificio se encuentra con la ciudad sirve para que el mural exista y sea visualizado por los que circulan por las calles.
La idea que atañe a estos collages es la de recontextualizar retazos de murales que se encuentran en paredes de la ciudad de Mar del Plata sobre la base de edificios y espacios públicos singulares, ya sea como forma de denunciar usos inadecuados o desfavorables en esos lugares o bien una manifestación de aliento a las actividades que son generadoras de vida urbana.
“Tenemos que entender que definitivamente los objetos, el arte, la arquitectura, todo, en fin, puede mudar su sentido y aspecto, o mismo transfigurarse conforme a la llama poética que lo alcance, para eso, es necesario penetrar en este territorio que llamamos de visión o, mas precisamente, en el interior, en el vacío de los ojos, de la caja negra de la imagen. Son las imágenes las grandes operadoras de nuestras mentes, nuestro inconsciente solo nos habla a través de ellas.” Fernando Fuão.
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Lindo, Anto!
ResponderBorrarUma provocação...