La ciudad entre las nubes

CIRCO* en La Paz


Cuando las gotas intermitentes comienzan a caer, parece que vivir a 4000 metros de altura sobre el nivel del mar puede resultar penoso debido la falta de oxígeno, aún más si la ciudad se encuentra emplazada en un profundo valle ocupado hasta la cima y más allá, con la cantidad de subidas y bajadas que ello implica. Sin embargo, son muchos los beneficios que se le puede encontrar. Uno de ellos, el principal, es el cielo, un espectáculo de tiempo completo. Las nubes, se visualizan gigantes y exuberantes al encontrarse no encima de la cabeza, sino rozando la cabeza, a la altura de los ojos de una cultura que les tiene respeto, que las conocen más que a ellos mismos, por haberlas estudiado, por haberlas convocado para humedecer la tierra y darle vida a sus cultivos.

Por eso, cuando las gotas intermitentes comienzan a caer nadie se inmuta. La vida comercial, que comienza desde muy temprano en las calles y veredas estrechas continúa igual, los paceños apenas se preocupan por colocar un plástico para cubrir su mercadería y el movimiento sigue. Las caseras siguen vendiendo, algunas atentas a los regateos y a gritar a viva voz sus productos, otras a dormir una siesta en la misma posición en que se encuentran el día entero. Los transeúntes, por su parte, siguen colmando las calles atestadas de todo tipo de géneros, aportando con su presencia a mantener viva la tan preciada vitalidad urbana. Son peatones serenos que hacen alusión a su gentilicio, pero son tantos que en las calles se vive un frenesí imparable alimentado en gran medida por el comercio informal y la costumbre de  comer en la calle.

Parece contradictorio que un pueblo tan pacifico pueda ser tan bullicioso y exaltado al mismo tiempo, situación que se ve claramente en el tránsito vehicular, saturado de bocinas que no paran de sonar. Se explica el caos al ver como los transportes públicos, que predominan sobre el auto privado como las busetas y los teleféricos, se llenan de personas que bajan desde la ciudad de El Alto hacia La Paz.

Esta joven ciudad que parece rebalsar hacia el valle con su millón de habitantes, en tan solo 50 años nació, se consolido y logro sobrepasar a la capital boliviana a raíz del gran caudal de migraciones del campo a la ciudad. Este crecimiento demográfico explosivo hizo necesaria la construcción en altura; ¿el resultado? la traducción de la estructura campesina en formato vertical. En este sistema muchos ciudadanos adoptan una particular forma de construir en la que, luego de levantar la estructura principal del edificio de aproximadamente 10 pisos, montan con mucho esmero su casa en el ultimo. Ésta, además romper estéticamente con el resto del edificio, genera un remate de lo mas interesante, con  techos estrambóticos a varias aguas y una paleta de colores bien llamativos. Su forma tiende a ser mas pequeña y autónoma, así el sol puede calentar mejor las habitaciones durante el día para protegerse del frío del altiplano, y generalmente cuenta con un invernadero cubierto con chapas translucidas que cumple la función de patio. Se cree que ésta sería una réplica de la casa campesina con su espacio alrededor, pero otros argumentan que de acuerdo a la concepción andina, la vivienda en altura permite estar más próximo al Alaqpacha (mundo superior), por encima del Akapacha (mundo terreno). 

En cuanto a los pisos inferiores, la mayoría de las veces, las fachadas de ladrillos desnudos no están  preparadas para soportar el clima de altitud, pero si para reflejar a las nubes a través de  los miles de vidrios espejados que son la representación cultural de prestigio. Otros exteriores de los “cholets” (denominación que se les atribuye a estos edificios con el juego de palabras entre cholo y chalet) con un poco más de suerte son adornados con colores que  remiten a las características de sus deidades o bien con recursos formales como la superposición de figuras geométricas, como rombos, círculos o triángulos.

El agua, cayendo en grandes cantidades ahora,  limpia las calles maltratadas después de un largo día comercial. Las luces que invaden el valle se confunden con los brillos de las estrellas, las bocinas sonando a lo lejos sin detenerse, con una canción de cuna.



DIOSA de la LLUVIA


DIOS de la COMIDA


DIOS del TRANSPORTE



DIOS de la CONSTRUCCIÓN


DIOS del SOL






*CIRCO
  Caleidoscopio 
  de 
  Interpretaciones 
  Reflexivas 
  de la 
  Ciudad 
  Oscilante.

 
























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