Identidad CHILOTA

El "descubrimiento" de Chiloé

El Arquitecto Edward Rojas capto nuestra atención en un congreso de arquitectura y ambiente hace algunos años. Nos hablaba de una isla grande al sur de Chile, a la que únicamente se podía acceder en ferry, de una arquitectura tradicional, tan milenaria como los árboles que fueron talados para construirla;  Nos hablaba de sus costumbres para explicarnos el porque de su arquitectura.
Impulsados por sus palabras y sus historias, decidimos conocer esa isla  misteriosa, y al llegar descubrimos, casi en un acto de revelación y encantamiento, que él describe como “el embrujo de Chiloé”, que estábamos frente a una notable preexistencia arquitectónica y cultural que, definitivamente olía a madera.

Museo de arte Moderno


















































Olor a madera 

Donde el continente americano se desgrana en islas, fiordos y canales, la cordillera de la costa se sumerge para aflorar convertida en una gran isla, que protege el mar interior de los fuertes vientos y lluvias del océano pacifico. Rodeada de aguas saladas, las olas indomables hacia el oeste han hecho que la población se asentara prácticamente en el extremo opuesto sobre el canal Chacao, en el punto más efervescente del archipiélago, el bordemar, margen de un territorio cubierto con grandes extensiones de bosque nativo, donde el chilote trabajó la madera (extinguiendo especies nativas por la selectiva deforestación) y con ella construyó un hábitat que le entrega cobijo y calor: techo, fuego y herramientas. Esta arquitectura, se caracteriza por su originalidad, ya que el chilote ha tenido que originar sus propias respuestas al medio al verse enfrentado a un doble aislamiento por su insularidad y dispersión de su población. Es una arquitectura que permite construir un edificio enteramente en madera, desde sus fundaciones, -muchas veces bajo el agua-, a la cubierta. Y donde la tradición carpintera, transmitida de generación en generación, sabe determinar que maderas son apropiadas para lograr los mejores propósitos estructurales y estéticos.






Edwar Rojas

Su trabajo en la isla sucede desde su taller puertazul, concebido no como un simple estudio profesional, sino como una instancia de reflexión en equipo, buscando crear teorías acerca de la reinterpretación de la arquitectura isleña: la teoría de la “cultura del bordemar” y la “cultura de la madera”. Prácticas que desde hacía años habían sido impuestas por los españoles como forma de conquistar el territorio de la isla, fundando en el bordemar sus ciudades, con la iglesia como el gran hito referencial, y el embarcadero, la plaza, y el cementerio, como gérmenes  urbanos alrededor de los cuales se construyeron las viviendas
Por medio de rupturas conscientes del patrón local, es que proponen una nueva y propia contemporaneidad a través de una propuesta de modernidad que asume su particularidad en cada rincón de la isla, y que desde su taller taller buscan reflejar en cada una de sus obras como algo propio e ineludible, así como lo es la realidad cultural en que ella se desarrolla, una arquitectura que nace comunitariamente desde lo local, y que reconoce una contribución universal.

Al igual que en la arquitectura, siempre me interesó generar un equilibrio entre lo propio y lo ajeno, lo nuevo y lo viejo, lo tradicional y lo contemporáneo. En ese sentido comencé una exploración artística para empezar a fundir gráficamente, desde el punto de vista visual, imágenes absolutamente contrapuestas, como puede ser la presencia de Marilyn Monroe en Chiloé.”



Serie "ella cuando niña soñaba estar desnuda en una iglesia" :: Edward Rojas.

Serie "Iconos, mitos y leyendas en Chiloé" :: Edward Rojas.



Serie "Fuera de contexto" :: Edward Rojas.




























































Empaparnos del espíritu chilote

“Don Custodio Cárcamo vendió unos cuantos animales para construir su nueva vivienda y nos encargó un plano para aprovechar los beneficios de la ley que bonificaba mejor, aquellos elementos modernos como desniveles y grandes ventanales. Cuando le mostramos la maqueta nos manifestó: ¨está bonita la casa, pero no me sirve porque no tiene pasillo.¨ ¿para qué quiere pasillo?¿no ve que eso es pérdida de espacio? Y nos respondió con la seguridad que da una tradición cultural asentada: ¿Y dónde va a esperar la gente cuando yo me muera?
En efecto, las casas tradicionales tienen un pasillo central que estructura la vivienda. Allí se dejan los sacos de papas, las bicicletas y se cuelga la ropa del que viene o va a la lluvia; al lado del camino queda la sala-comedor y el dormitorio de los padres, hacia el patio, la cocina, el dormitorio de los hijos y el cuarto del aseo. Y cuando alguien fallece, el velorio se realiza en el salón comedor, allí se rezará la novena, mientras en el pasillo acompañaban a los deudos los amigos y vecinos. Además, nos dijo que era muy importante que hiciéramos la puerta lo suficientemente ancha para que pudiera salir el cajón, cuestión que significaba casi el ‘diseñar por causa de muerte’ ” (Rojas: 2012)

















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