Practicas urbanas inclusivas


Dos prácticas en las que participe recientemente merecen ser rescatadas: el proceso de apropiación resultante de una mistura de mosaquismo y reciclaje en el barrio Nuevo golf, barrio popular marginal de la ciudad de Mar del Plata.  http://retazosdeciudades.blogspot.com.br/2017/01/la-calle-del-barrio-popular-marginal.html

Me motiva reconstruir estas experiencias nacidas en la praxis de un grupo de investigación porque considero que ambas empuñan una acción-transformación muy positiva, por ser prácticas de inclusión inseridas dentro de un proceso mayor, la acción del Programa Hábitat y Ciudadanía vinculado a la Universidad Nacional de Mar del Plata y varias organizaciones civiles que desde hace un tiempo actúan en este barrio en diversas áreas de promoción social.

Es la utilización de una técnica artística, de reciclaje de cerámicos: rotos, usados, encontrados en la basura o recuperados de obras en construcción, que en un caso conformaron la terminación de la pared de un baño casi comunitario, co-construido y en otro pasaron a formar parte de un mural participativo en un comedor popular. 

Un rompecabezas colorido materializado en pedazos de cerámicos rotos puede transformarse en una práctica urbana, una práctica social, al incluir en su “armado” es decir, en su proceso, prácticas de apropiación que generan una identificación simbólica con ese objeto. A través de la acción sobre el entorno, las personas involucradas transforman el espacio, dejando en él su “huella”, es decir, señales y marcas cargadas simbólicamente. Las acciones dotan al espacio de significado individual y social, a través de los procesos de interacción como la participación.

Es por eso que se valora aquí no el producto “artístico” o “estético” resultante sino su proceso, basado en la participación que le imprime una identidad territorial a ese resultado. El espacio se carga de significado en esa experiencia donde lo que interesa es que diferentes personas puedan sentirse parte, aportando sus conocimientos, sus manos, su mano, su puño, en una construcción colectiva.

Los diversos actores sociales involucrados pueden experimentarlo de varias maneras y a partir de diferentes patrones en los que se materializa el apego: afectos, emociones, sentimientos, creencias, pensamientos, conocimientos, acciones, conductas:

Para los niños es parte de un juego. Quien quiere colocar una pieza, hacerla encajar entre las demás, quien quiere meter las manos en la mezcla, quien quiere jugar a ser grande, colocando las piezas más altas, dirigiendo la actividad.

Para los adolescentes es una curiosidad, por un lado de satisfacer lo niños que aún son, y por otro mostrarse como pares de los “profes y las seños” que coordinan las tareas. Es al mismo tiempo el aprendizaje de una técnica, al ser conscientes de los pasos a seguir o mismo de la persecución de un diseño.

Para los más grandes es la forma de incluirse en una práctica horizontal, que debido a la participación activa de niños y adolescentes permite confirmar el sentido de participación propuesto por Pelli como la generación de una instancia de tarea compartida, de manera no espontánea, por lo menos por un par de actores dispares y asimétricos que cuentan con códigos e instrumentos diferentes para la comunicación y la negociación: lenguaje, normas éticas y operativas, mecanismos de reflexión y razonamiento, tiempos de elaboración.

“‘Ese cerámico lo puse yo’, ‘Ese es el cerámico que juntaron en lo de mi abuela!’, ‘ese cerámico estaba tirado en la esquina’, ‘ Nosotras hicimos esta parte’, ‘Hicimos la comida, la olla, el guiso, el fuego, esto es el comedor’, ‘Acá pusimos espejos, porque esto es un baño’, ‘Yo ayude a limpiarlo’, ‘a mi no me gustan los rotitos, pego los que están sanos porque voy más rápido'

Estos recortes de voces configuran lo que comúnmente -y casualmente- se llama de “mosaico de apropiaciones” es decir, que cada sujeto que formo parte del proceso puede expresarlo demostrándolo en un pedacito de pared, señalando su intervención, pasando así a sentirse identificados con lo que quedó plasmado, que se carga de significado y es percibido como propio por la persona o el grupo, integrándose como elemento representativo de identidad.

De esta forma, la participación que permite la apropiación del espacio y la identificación simbólica con el resultado, es una práctica de inclusión, un camino que juntos transitamos hacia la libertad. Tal como lo expresa la música de Mercedes Sosa:
Hermano dame tu mano, vamos juntos a buscar
una cosa pequeñita que se llama libertad. (…)

Hermano dame tu sangre, dame tu frío y tu pan
Dame tu mano hecha puño que no necesito más,
esta es la hora primera este es el justo lugar
Con tu mano y mi mano hermano empecemos ya.”


Experiencia 01
Muralismo participativo "la lucha con la olla" 
En comedor "Dulces Sonrisas".


 

 










  

Experiencia 02
Baño co-construido. 
Familia, vecinos, Fundación Soporte, Programa Hábitat y Ciudadanía.  




 
 

Comentarios

  1. Que lindo Anto! El texto y las fotos, una experiencia hermosa! Las super felicito, el mural es bellísimo!

    Agus

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  2. Gracias Agus! una expeincia hermosa realmente. Cuando vuelva seguimos muraleando!

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